Nadie puede dudar a estas alturas, que existe una relación directa entre los insostenibles niveles de sobrecarga asistencial que sufren los trabajadores del HUC y la siniestralidad laboral, que en las últimas semanas, parece haber alcanzado un verdadero auge sin que hayan sido oficialmente informados los representantes de los trabajadores. No hablamos de lo cotidiano, ya de por si vergonzoso, sino de incremento en el número y severidad de agresiones y accidentes en las formas más graves, que tienen que ver con situaciones en las que el riesgo estaba detectado y por negligencia de la Administración, bien por no haber cumplido los requerimientos de la Inspección de Trabajo o contado con su servicio de prevención propio y haber dimensionado acorde a la legalidad vigente los puestos de trabajo, bien por no mantener la clausura de determinadas máquinas, han llevado a los trabajadores a situaciones de riesgo vital, materializado ahora en forma de lesiones invalidantes y permanentes.

Y es que, cuando se trata de “almacenar pacientes”, para que no se vean feos en los pasillos de los Servicios de Urgencias, o de sacar trabajo a “cualquier precio” y sin recursos suficientes, para las direcciones del HUC y del SCS todo vale. Seguir y seguir habilitando arbitrariamente nuevos espacios de trabajo, sin molestarse en comprobar si cumplen con la normativa, asumidos por el mismo número de trabajadores sin valorar riesgos ni sobrecargas. ¿Es esa la forma correcta de gestionar un Servicio Público?

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